La impresión tradicional es un mundo que, a día de hoy, todavía nos fascina y nos encanta conocer. Una de las técnicas de impresión tradicionales es “el arreglo” que se hacía a la hora de imprimir formas tipográficas, caracteres, filetes y otros elementos para que, a la hora de imprimirlas, el resultado sea mucho más de calidad y resolución. Conseguir una impresión limpia parece que sea algo propio de la impresión tecnológica actual, no obstante, las técnicas de impresión tradicional para conseguirlo son numerosas.
Antes de comenzar a explicarte como se conseguía la resolución en la impresión tradicional, es fundamental conocer las distintas partes de la impresión. En primer lugar, se realizaba la pre-impresión que es donde se produce el diseño y la fotomecánica. En segundo lugar, se realiza la impresión, el momento cuando se pone en marcha la máquina. La post-impresión es el proceso más importante, del que te hablaremos en este post y es cuando se mejora el acabado del producto y se limpia la máquina y las demás herramientas que se han utilizado para imprimir.
Pasos para un buen acabado
El primer paso para conseguir un buen acabado en la impresión es poner los topes de registro y sacar una prueba de papel, con un grosor más fino. Si el papel tenía fallos, estos se destacaban con papel engomado para que se vieran de forma más evidente. Después, en las Minervas, se pegaba un poco de pasta justo con la forma que antes habíamos marcado para que el molde se ajustara correctamente. Así es como se conseguía corregir la impresión y el resultado se quedaba bastante mejorado.
En grabados y fotograbados también se llevaba a cabo este arreglo y se realizaba imprimiendo varias pruebas en un papel muy delgado a modo de patrón. En esta imagen, que funcionaba como patrón se iban añadiendo los detalles en negro recortados de las demás hojas de patrón. Los demás matices menos oscuras también iban conformando el patrón de forma que quedara lo más cercano posible al resultado que queremos.
Es fundamental tener en cuenta que la pasta debía pegarse justo en el lugar donde se había marcado previamente para que quedara lo más fiel posible a lo que queríamos conseguir. Con el tiempo los moldes se iban desgastando, por lo tanto, era muy importante realizar estos arreglos para que la tipografía y los fotograbados quedaran bien. Se trata de un trabajo complicado y un poco costoso, pero el resultado vale la pena.