Prepara tu trabajo de impresión como un experto

Cuando se trata de preparar un trabajo para llevarlo a imprimir, hay una gran cantidad de tecnicismos y especificaciones que se deben llevar a cabo para que el proyecto sea perfecto para llevar a impresión, con la finalidad de conseguir un resultado óptimo. Para conseguir que nuestro trabajo se imprima correctamente, con buena resolución y con todos los elementos en su sitio y que la impresión se acerque mucho a la versión digital, es fundamental seguir una serie de normas que te explicaremos a continuación.

Lo primero que debemos tener en cuenta a la hora de imprimir un documento es el tamaño del mismo y es importante comprobarlo. Es fundamental que el tamaño del documento sea el que deseamos a la hora de imprimir, puesto que, si tenemos el trabajo arreglado y preparado, al reducir o incrementar el tamaño del documento es posible que los elementos que este contiene se muevan del sitio o que la calidad se vea perjudicada. Si lo que vamos a llevar a imprimir es una revista o un libro, no debemos agrupar la página, sino dejar que todas sean individuales.

Páginas en grupo

Tratar las páginas en grupo es lo adecuado a la hora de preparar un documento para imprimir y debemos visualizarlas como si se tratara de páginas opuestas, no de pliegues. Lo mismo ocurre cuando nuestro documento es un PDF. Otro tip muy importante es tratar de que varias personas revisen el documento y no solo tú, puesto que es posible que se te pierdan algunos detalles fundamentales o fallos que a simple ojo no has sido capaz de ver. Por ejemplo, los fallos ortográficos, gramaticales o estilísticos son, en ocasiones, un poco más difíciles de ver si nos pasamos una gran cantidad de horas delante de la pantalla, trabajando.

También es fundamental verificar todo el documento correctamente para no dejarnos el típico “lorem Ipsum” o que no estemos utilizando una tipografía diferente a las que hemos establecido en un primer momento. Las imágenes también se deben revisar correctamente, ya que puede ser que alguna imagen no tenga una buena resolución y estropee parte del proyecto.

Las imágenes deben guardarse a una resolución mínima de 300 ppp y esto es muy importante para conseguir un resultado perfecto. Así mismo, para que los colores sean los más cercanos al resultado deseado, debemos realizar un tratamiento del color utilizando el CMYK, es decir, los colores offset. Los sangrados son fundamentales si queremos que el trabajo se imprima correctamente.