Cuando a menudo se habla de historia de la impresión, en la mayoría de las ocasiones, se hace referencia a las palabras y a las imágenes impresas, sin embargo, en pocas ocasiones se habla de la música y su representación. La historia de la impresión de textos e imágenes se desarrolla en paralelo y con gran similitud a la historia de la música. Es más, los dos ámbitos comparten una gran cantidad de avances tecnológicos y progresos. Sin embargo, si la impresión de palabras tiene algunas dificultades, la impresión de partituras conlleva muchas más complejidades. A lo largo de la historia, observaremos, además, que la impresión de la música ha tenido que reinventarse en muchas ocasiones.
Al igual que en la impresión de las palabras, los primeros medios en los que se representó la música en un formato físico no fueron precisamente el papel o los pergaminos. Fueron las tablillas cuneiformes de Babilonia, aproximadamente en el año 2000 a.C. En la Antigua Grecia también se representaba la música (siglo VI a.C.). Más tarde, en la Edad Media se comenzó a escribir la música sobre tetragramas y posteriormente, sobre pentagramas. Los pentagramas iban ilustrados de ilustraciones y adornos muy bonitos.
Los tipos móviles llegaron más tarde, XV con Ottaviano Petrucci y John Rastell. En esta época los textos ya se imprimían, mientras que la música seguía representándose de forma manuscrita. La música, generalmente no tiene una escritura lineal y uniforme, por lo cual, ha sido complicado incluirla dentro del sector de la impresión. Es por este motivo que la música, desde sus principios se ha escrito a mano, imprimiendo previamente los pentagramas e introduciendo las notas y textos manualmente.
Ottaviano fue el primero en imprimir de manera completa la música, realizando una triple impresión, en la que se imprimían las líneas, el texto y las notas. Más tarde, en el 1520, John Rastell ideó un sistema novedoso en la que se imprimían de una sola vez las palabras, notas y líneas. Aunque los resultados de la impresión de Rastell era menos precisa que la de Ottaviano, se convirtió en el método estándar para hacerlo. La calcografía de la música llegó un poco más tarde. Los tipos móviles se quedaban obsoletos por ser demasiado estáticos, por lo que, la impresión de la música tuvo que reinventarse con la ayuda de la calcografía. Con esta nueva técnica se imprimían las líneas, notas y texto con una sola plancha.