Sabemos que hay una gran cantidad de empresas o profesionales independientes que, a la hora de publicitarse o diseñar su identidad visual, toman este camino por su cuenta. Y el resultado puede ser muy bueno o… Muy fatídico. Lo que nosotros siempre te aconsejamos es que cuentes con nosotros para echarte una mano, pero si piensas que puedes hacerlo por tu cuenta, nosotros podemos darte algunos consejos para garantizar un resultado bueno y de calidad.
¿Qué debemos tener en cuenta?
A la hora de realizar un diseño, uno de los errores que cometen las empresas es construir el diseño en un formato inferior al que realmente necesitará su proyecto. En primer lugar, antes de comenzar con el diseño debemos tener las cosas muy claras y saber bien cuáles van a ser las dimensiones de nuestro proyecto, ya que es mejor observar todos los elementos en su tamaño real, analizar si todo es legible, tiene una resolución adecuada, si tenemos un concepto del espacio libre bien organizado, etc. Por lo tanto, lo mejor será diseñar en tamaño real, para que no se desproporcione todo a última hora.
Cuando tengamos el boceto del diseño es muy importante hacer varias revisiones al texto y observar si este tiene coherencia, si hay frases extrañas, significados distintos a lo que realmente buscamos, tildes, faltas, puntos y cualquier posible fallo. Lo mejor es que varias personas realicen las comprobaciones necesarias para que haya varios puntos de vista. Una mala resolución suele ser otro de los errores muy habituales de los amateurs del diseño. Y esto va principalmente ligado a un diseño que no se ha construido en tamaño real, como antes te hemos explicado. Para que las imágenes tengan un buen aspecto y una buena resolución es fundamental que tengan a menos 300 ppp (puntos por pulgada). Es importante seguir este consejo si no queremos un diseño con una imagen pixelada.
El CMYK y el RGB son otros dos aspectos fundamentales que debemos seguir a rajatabla. Para aquellos diseños que vas a imprimir en nuestra imprenta, te recomendamos que trabajes con los colores en CMYK y para aquellos diseños que no van a salir del mundo digital, con el RGB será suficiente. En muchas ocasiones, tras seguir todos estos consejos nos olvidamos de la tipografía, que hemos escogido de forma tan cuidadosa y que, a la hora de maquetar el texto, se altera. La solución para que esto no ocurra es convertir todo en curvas, es decir, trazar.